30 julio 2011

Cenizas

No fue una decisión apresurada, no fue una idea que surgiera de la nada.

LLevaba meses con el alma en un hilo, quizá años... con mi dolor empeorando cada día más, hasta los últimos días. Con el desinterés latente.
El dejar de frecuentar a los amigos no fue por simple apatía, era algo mucho más complejo que nadie se atrevió a comprender.

Uno a uno, los fui perdiendo todos, dejé de salir a las reuniones, dejé de salir a ejercitarme.. Dejé de salir incluso de mi habitación, al menos sólo para ir al trabajo, para no levantar sospechas, para hacer creer a todos que me encontraba perfectamente y no ocurría nada en mi interior.
Hacerles creer a todos, que el dolor de su partida, de su permanente ausencia no me lastimaba en lo absoluto, que no le extrañaba, que ya nisiquiera pensaba en él.
Todos pensaban que lo había aceptado, que él se había ido para siempre, aún cuando prometió que me querría por siempre, creyeron que yo había superado su pérdida. Saberle vivo, habiéndome dejando sola aún cuando le supliqué de rodillas que no lo hiciera... cuando le rogué por su amor y cariño, aún cuando me rebajé como un animal ante él, habiéndome puesto a sus pies, perdiendo toda mi dignidad...
¿Pensaron que no me había afectado todo aquello? Por favor... mis sentimientos quedaron reducidos a escombros y cenizas, mi corazón quedó destrozado, incapaz de amar, incapaz de volver a sentir algo más que dolor.

Hacía meses enteros que lloraba a solas en mi habitación, en el baño del trabajo, en el auto, en la calle....
Hacía meses enteros que no podía dormir, su recuerdo se infiltró incluso en mis sueños, la tristeza de todos los días, de la cual sólo podía escapar mientras dormía, también se coló en mis sueños... Era doloroso permanecer despierta, pero era aún igual de doloroso intentar dormir y ver su rostro junto a mi. Se volvió una lucha constante contra su recuerdo, una lucha contante contra mí misma...

No fue una decisión de un arranque de ira, de una depresión incontenida de una noche.
No.

Mi vida ya no tenía sentido, nunca pude perdonarme por haber perdido su cariño.
Como le dije alguna vez "cualquier triunfo material no podrá llenar nunca el vacío en mi corazón de haber perdido tu amor por un error mío, podré triunfar en el trabajo, llenarme de logros terrenales, pero jamás me perdonaré no haber podido conservar el verdadero amor a mi lado".. Vivía con ese sentimiento de culpa, ese odio contra mí misma, ese sentimiento de fracaso.
Nadie supo ayudarme, o tal vez no acepté ayuda de nadie. Me ensimismé tanto dentro de mi fracaso, dentro de mi tristeza, que no pude ver el exterior, no pude ver mas allá de mi dolor.

Y lo pensé por semanas, lo medité por días y noches enteras..

Hasta que decidí que no podría seguir soportando ese dolor, no podría soportar más la ausencia, el miedo, el coraje, el vacío...
No quería continuar mi vida sin él a mi lado, porque la vida sin él no era más que un camino sin sentido. No había color, la alegría se había esfumado por completo, todos los días era un calvario, un martirio, una agonía interminable.
Lo hice y pido perdón por ello, aunque sé que de nada sirve. Detrás de todo ello, dejé una estela de tristeza y desesperación, de interrogantes sin respuesta, de culpabilidad y reproches...

No fue culpa de nadie, sólo mia. Yo fui egoísta, yo fui la que no quiso ayuda de nadie. Yo fui la que se encerró en su amargura y odio, en la tristeza y desesperación.
Pero lo amaba, con mi alma, mi corazón y todo mi ser, lo amaba y no podía soportar su rechazo...

La noche antes de que encontraran mi cuerpo, le envié un mensaje que decía:
"Podría morir mañana mismo para demostrarte lo mucho que te amé de verdad, pero sé que ni así importaría"... No hizo nada para evitarlo, ni una llamada, ni un mensaje en respuesta. Lo ignoró como me había ignorado por tantos años...

Y lo hice.
Respiré profundo, llené mi cabeza de recuerdos felices, sentí mi corazón en las sienes y cómo las venas se llenaban de adrenalina. LLené mi corazón con su rostro, con su tacto, su recuerdo.. y salté.

Ahora sé que le importaba, le importaba mucho.
Pero ya no puede demostrarlo.
Estoy aquí, sin alma, con mi cuerpo hecho cenizas, encerrada en este nicho, escuchando sin poder hacer nada, cómo ahora él llora por mi.

nadH.